Breve historia del pene [3] Miembros famosos del club del falo
La Edad Media y su oscuro velo sobre las partes non sanctas de la anatomía humana, había comenzado a resquebrajarse poco a poco para dar paso a una nueva etapa, mucho más honrosa y protagónica, en la historia del pene.
Uno de los artífices de esta disrupción fue Leonardo Da Vinci. Antes de la publicación de sus Tratados de Anatomía en 1508, se pensaba que la erección masculina era causada por la entrada de aire en el cuerpo. Pero Da Vinci logró comprobar el papel preponderante de la irrigación sanguínea en el mecanismo aupante del mismo. Por otro lado, sus estudios establecieron una comunicación directa entre el miembro viril y el cerebro a través de la médula espinal, hecho que permitió explicar cómo la denominada semilla masculina (que entonces se pensaba era originada en el cerebro), lograba llegar al órgano reproductor. No obstante y muy a pesar de sus propias teorías, el gran genio renacentista -con un buen toque de humor-, escribió sobre el pene en sus diarios:
《 Parece que esta criatura tiene vida propia y una inteligencia separada del organismo más grande que la porta》
Pero volvamos a Miguel Ángel. Si bien su representación escultórica del David sustentaba su pequeña razón en la vuelta a los clásicos del arte renacentista, el tiempo se encargó de revindicarlo, tras la aparición, un par de siglos después, de un famoso micro pene que se convirtió en la comidilla de muchos historiadores: el del General Napoleón Bonaparte.
De acuerdo a la leyenda, el austero miembro (que medía cuatro centímetros por efectos de una enfermedad glandular), le fue extirpado a su muerte en 1821 durante la autopsia ordenada por uno de sus más acérrimos enemigos: el Capellán castrense Ange Paul Vignali. Dicen las malas lenguas que el sacerdote no le perdonó nunca a Napoleón el hecho de haberlo acusado de impotente y que conservó durante varios años la pequeña muestra en su poder para finalmente traspasársela a un librero londinense.
Otro de los miembros viriles que ha traspasado las barreras históricas (aunque por razones diametralmente opuestas), es el de Rasputín, monje y consejero de la
Dinastía Romanov en la Rusia de 1900.
Rasputín mantuvo hasta hace poco el honroso récord de inmodesta anatomía, algo que seguramente derivó de aquellas campañas de desprestigio con las que la aristocracia rusa intentaba demostrar que el monje no era en realidad un sanador espiritual sino más bien un depravado sexual.
La controversia resurgió en 1994 cuando un californiano anunció a los medios que había adquirido el órgano en cuestión de un médico que durante años trabajó con la hija de Rasputín. Sin embargo tras hacer algunos análisis, resultó que la supuesta reliquia no era sino un aguacate de mar disecado. A pesar de ello, el mito de Rasputín se mantiene intacto en nuestros días, supuestamente conservado en un frasco con formol y puede ser admirado en todo su esplendor en el Museo Erótico de San Petersburgo. "Se lo compré por 8.000 dólares a un anticuario francés, junto con archivos que contienen las cartas manuscritas de Rasputín", afirmó en una oportunidad el director del Museo, Igor Kniazkin.
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