Breve historia del pene [ 1] Espinas y buena suerte

   

     No nos engañemos. En el machista y falocéntrico universo del pene, no todo se circunscribe a una mera cuestión de tamaños. En efecto, un simple ejercicio contemplativo sobre el reino animal sería capaz de desmontar, en un par de minutos, la exacerbada importancia que en la especie humana le hemos venido dando a cualquier adjetivo dimensional antepuesto a la mención del órgano sexual masculino.

  Podríamos hablar, por ejemplo, de diseños tan alucinantes como el del pulpo argonauta, cuyo adminículo totalmente desmontable y en forma de gusano—, es capaz de desprenderse de su dueño y nadar por sus propios medios en busca de la hembra deseada. 

     Pero es obvio que usted no ha llegado hasta aquí con la intención de leer un compendio de anatomía biológica. Entiendo (creo conocer a mis lectores) que más bien se asoma sobre estas líneas con la esperanza de hallar entre ellas cierta información novedosa que le permita engrosar aún más su acervo cultural.

  Así las cosas, intentaré no desviarme del centro mismo del asunto que nos atañe hoy: el miembro viril del ejemplar humano masculino y los altibajos que a través de los siglos, ha debido sortear como uno de los más pujantes protagonistas de la historia del hombre occidental. 

      Aclarado este punto, ahora sí, comencemos por el principio.


"Y de la costilla del hombre, Dios creó a la mujer..."

       Pues tal parece que empezamos mal. La conocida cita bíblica que afirma que Dios creó a Eva del hueso de una costilla de Adán, ha sido, hasta ahora, pésimamente traducida. Al menos es lo que afirma Ziony Zevit, especialista en Literatura Bíblica y Lenguas Semitas de la American Jewish University de Los Ángeles, quien esgrime una controversial teoría: Eva fue creada a partir del hueso del pene de Adán. Tras un estudio concienzudo del texto hebreo del Génesis en el Antiguo Testamento, el investigador estadounidense concluyó que el vocablo hebreo ‘tsela‘, (usualmente traducido como ‘costilla‘), se refiere mas bien a «los miembros que sobresalen a los lados del cuerpo de un humano en posición erguida». En vista de que hombres y mujeres poseen la misma cantidad de extremidades sobresalientes a ambos lados del cuerpo (y además, igual número de costillas), el Sr. Zevit considera bastante probable que las escrituras se estuvieran refiriendo a ese singular momento en que el pene de Adán (y por ende el de sus futuros descendientes) dejó atrás el llamado báculo o hueso pereano, para convertirse en uno de los pocos falos carentes de estructura ósea dentro del mundo de los mamíferos.

   No obstante, la invertebralidad no es la única característica que diferencia al genital masculino humano del de otras especies de mamíferos.  También destaca entre sus colegas del mundo animal, por su tersa y pulida superficie. Sobretodo si tomamos en cuenta que los órganos sexuales  masculinos de nuestros parientes más cercanos (los chimpancés y los bonobos, con quienes compartimos cerca del 99% de nuestro ADN) se caracterizan por presentar lo que se ha dado en llamar "espinas del pene".  Parece ser que mucho antes de la llegada de Adán (llamemos así al primer Hommo Sapiens),  estas pequeñas púas hechas de queratina,  ya habían desaparecido  de la anatomía de los machos de nuestra especie. 

Foto: National Geographic 
Algunos científicos afirman que la tarea primordial del "pene espinoso" era  y sigue siendo— eliminar los espermatozoides de los machos competidores que han copulado anteriormente con la hembra (del mismo modo que un cepillo limpiaría el interior de una botella). Otros piensan que es parte de un mecanismo que busca irritar ligeramente la vagina con la finalidad de que la hembra se abstenga de tener relaciones sexuales por un tiempo. 

Lo cierto es que todas las teorías parten de una misma premisa: estas espinas serían de utilidad únicamente para las especies con comportamientos promiscuos

     Por esta razón se ha llegado a afirmar que el cambio evolutivo de este gen se debió principalmente a que los neandertales y los denisovanos fueron, en su gran mayoría, monógamos. (Ojo, nolvidemos que la "evolución" sigue su curso y que si seguimos así, las cosas podrían estar cambiando muy pronto nuevamente)
    Dejemos de lado asuntos tan espinosos y avancemos unos cuantos siglos para situar nuestra atención en los genitales de los antiguos griegos. Para ellos —siempre refinados—, un pene pequeño era un aspecto sumamente deseable, capaz de enaltecer a su portador y garantizarle un sitial de honor en el codiciado olimpo de los mortales. Los griegos asociaban un miembro pequeño y discreto con la moderación, una de las principales virtudes que formaban parte de su ideal de masculinidad. Ésta, y no otra, es la razón por la que las estatuas de los héroes, dioses o atletas desnudos, exhiben penes que en los cánones actuales podrían ser considerados más bien modestos. Y es por ello también que los hombres de edad avanzada, los borrachos o los decrépitos eran a menudo representados con miembros grandes y sobresalientes.

     Por su parte los romanos —algo más dados al disfrute de los placeres carnales— adoptaron el símbolo del falo como un talismán para atraer la buena suerte. Las representaciones fálicas se utilizaban para alejar las desgracias, por lo que éstas adornaron innumerables puertas y muros a lo largo y ancho de todo el Imperio. Era común que niños y adultos llevaran amuletos en forma de penes voladores, llamados fascinum, con los que se conjuraban para evitar la enfermedad.

Representación de Priapus en un fresco de Pompeya
    No obstante, su legado escultórico mantuvo, en general, el recato heredado de los griegos. Tan solo las estatuas de personajes satíricos, humoristicos o grotescos, llegaron a exhibir públicamente grandes penes.  Ejemplo de ello es el dios griego Priapus (cuya leyenda e iconografía se perpetuaron en los altares romanos) quien, habiendo sido maldito desde el momento de su gestación, llegó al mundo con un aspecto grotesco, un carácter insoportable y un enorme miembro en perpetua erección



[Continúa aquí]


SUENA EN EL BAR...




                        Texto: @ Cristina Dez  

Créditos fotos:   1. El primer beso de Adan y Eva. Salvador Viniegra . Fuente:Wikimedia Commons.

                                2 Adán y Eva , Lucas Cranach the Elder . Fuente Wikimedia Commons. 

3.  National Geographic 

4. Autor desconocido. Fuente internet,.


                          

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